Estoy parado en la esquina, esperando combi, taxi, colectivo, mula o lo que pase. Le envío un mensaje al whatsapp y me deja como “leído”. Son las 7:30 am debe estar aun batallando con su rutina matutina, aunque últimamente siento un iceberg entre nosotros. Ayer fue domingo, de aquellos domingos llenos de nostalgia y sabor a nada. Dos cervezas que calmaron esa jodida nostalgia y un cigarro que quemaba el borde de aquellas ilusiones de verla.

Volviendo al lunes. Ya son las 8.00 am y me responde el mensaje. Me siento feliz, pero es una extraña felicidad, es como saber que no durara mucho tiempo mi estúpida sonrisa pegada al rostro. ¿me gusta? Si, claro que me gusta ¿le gusto? Si, claro que le gusto, mientras en la radio del colectivo suena This ain´t a love song.

Ahora vamos al sábado. Son las 11:00, estoy en un lugar improbable, una discoteca, en algún lugar también improbable, un amigo y un amigo de ese amigo. Luces sicodélicas, más cervezas, más cigarros y esa maldita sensación de haberlo perdido todo, de haber perdido aquello que en realidad nunca tuve.

Domingo. 10:00 pm, mi mejor amigo y yo conversando sobre mi ex. Nunca me porte bien con ella, ahora a él le gusta ella, ahora él tiene la oportunidad. Yo no quería aceptarlo, yo no quería verlo, ese egoísmo tan poco justificable y recordé a Neruda: Ella me quiso y a veces yo también la quería. Y comprender que a veces el amor ya no da más oportunidades. Adelante brother.

Volvemos al lunes, ya es medio día, fue un día bastante normal, para lo que se proyecta ser una semana bastante intensa. El celular y su frialdad de decir las cosas, ella la de antes, ya no es la misma o será que ella siempre fue así y no lo note y soy yo quien esta cambiando. Llega la noche, mi casa, un paramo de desolación, quizás vea el Mi amor el Wuachiman 2, de esa forma me siento mejor, saber que hay personas mas patéticas que yo.

Regresamos al sábado, ya son las 3 am, estoy en casa, en mi cama, me da vueltas la cabeza, el vecino aun hace ruido y la tv encendida parece un revolver tratando de jugar a la ruleta rusa conmigo, allá arriba en el techo el gato siente mi llegada, es mi amigo, de vez en cuando cenamos juntos un par de latas de atún, es un canalla, un ingrato, solo me busca y me ronronea cuando tiene hambre quizás por eso nos parecemos tanto. Todo queda en silencio, pero es un silencio que asorda, no es un silencio de soledad, más bien de vacío.

Vamos al domingo por la mañana. 10 am me despierto a lavar mi ropa, salgo a comprar un menú y lo llevo a mi casa, me compro una gaseosa y me siento en la sala a comer mientras un comercial de televisión intenta venderme un preservativo de máxima sensación.

Lunes de nuevo. Salí puntual del trabajo 5:31 para ser exactos. Me voy a comer algo, pero se me provoca un trago, de esos que están 2 x 1. Me siento en la barra y pido dos chilcanos, le digo al barman que primero me de uno, que no me sirva los dos a la vez, porque cierta vez me sirvieron los dos tragos a la vez y me sentía un estúpido tomando con mi amigo solitario. Detrás en una mesa, una pareja conversa, ella le dice a el: nunca me respondes por el Facebook y me dejas en “visto” y por bbchat igual ¿te pasa algo?  Y él le responde: no nada que ver, no me doy cuenta, dejo mi Facebook abierto. Pobre chica pienso, volteo y oh sorpresa! Es ella…la que a mi me deja en “visto”, la miro, ella me mira, el me mira, yo lo miro, todos nos miramos y entiendo todo…la verdad lo único que entiendo es que el destino, es un viejo cabron.

Oigan! ¿Mañana es martes no? Tengo que trabajar. Ah y con respecto a aquel dicho suceso que mas parece una canción de Arjona, lo único que puedo decir es que ASI ES LA VIDA. (y así es el whatsapp y el facebook)