Estoy tirado en la cama, tengo los ojos abiertos, bien abiertos. Me acuerdo de cosas que me duelen. Cuando estoy rebotando, esas cosas vienen a mí, me persiguen, me achican el alma. El último episodio de mi vida, fue con una chica que conocí en el trabajo y que obviare su nombre porque me falla la razón más que el corazón.

Ella no es precisamente el tipo de mujer en que la me hubiera fijado, pero un beso lo cambió todo. Un beso robado y anestesiado, un beso de despecho, un beso usurero que me dio. Yo sigo siendo el mismo personaje de siempre, usando mis disfraces para esconder a ese tipo sensible, solo y triste que a veces soy. Entre en su vida en el momento que no debí entrar, insospechadamente su carácter dictador fue calando  en mi hostil corazón, tan subyugado por el pasado. Pero había algo que era predecible, que su vida estaba llena y plena de compañía. Como siempre, vengo llegando en último lugar, soy un perdedor y me hace feliz serlo. Quizás no era la mujer para mí, quizás no era el hombre para ella o simplemente el destino es un cabrón que le gusta mofarse de mí.

Nadie pregunta como me siento, nadie sabe de mí y de mis sentimientos prófugos. Un beso que lo cambio todo. No me duele verla con otro, me duele que el otro no pueda ser yo. Mientras tanto yo estoy solo otra vez, como siempre lo estuve. He salido del trabajo y ya he dejado mi disfraz de sonrisas fingidas y de contar chistes absurdos, detrás de ese tipo que muestro a los demás, detrás de esa pose de galán de medio pelo se esconde un tipo mucho más melancólico. A veces soy alguien al que nunca entiendo, no quiero ni se hacerme el bueno ni tampoco el malo. Me he sometido al trabajo diario, al tipo de trabajo que siempre odié, me he dado cuenta que no sirve escupir al cielo. Camino a diario por calles polvorientas dejando atrás mis huellas, el polvo entre mis pestañas con sol y con frio que me pulverizan los sueños. Cuando todo acabe, ella seguirá con su vida y yo con la mía, he perdido, me han ganado, nunca he luchado.

Mis silencios no se callan, hacen ruido por todos lados, son unos canallas porque siempre me dicen la verdad de lo que soy. Siempre pienso en el amor, aunque parezca no importarme, siempre ando buscando Julietas demacradas en busca de Romeos sin fortuna como yo. Me siento perdido en este mundo, me siento un extraño lejano, no se lo que quiero, no se lo que busco, solo sé que un mal día caí a este planeta y me volví parte de los humanos y sus círculos viciosos, y sobre todo me volví partícipe de eso a lo que llaman amor…aunque con la equivocada.