Yo le dije: se tocar guitarra. ¿Te toco una canción?
Ella me dijo: mejor tócame una teta y méteme a la cama.
24 HORAS ANTES:
Estaba caminado por el centro comercial, como suelen caminar los zombies en el día de los muertos. La verdad es que los centros comerciales me aburren, me hacen sentir como hormiga que puede ser pisada en cualquier momento por una compradora impulsiva o por una caterva de niños comiendo helado. Estaba buscando una de esas navajas multiusos, aquellas que tienen de todo, no sé porque buscaba eso, no me iba a servir de nada, pero mi instinto de macho pedía a gritos una de esas cosas, necesitaba llevarla conmigo en mi mochila y cuando se presentase la ocasión de usarla, decir con orgullo: yo tengo esto, creo que puede servir.
En medio de tanta muchedumbre, vi un rostro conocido uno de aquellos que nunca se olvidan, era ella, si ella, Ana Sofía Corcuera Phills (nombre de chica rica de telenovela mexicana). Una vieja amiga de la universidad, abandonó la carrera en el 5 ciclo para irse a Lima a estudiar algo “más rentable”, en una universidad mucho más cara; en realidad nunca fuimos los grandes amigos, pero teníamos cierta atracción que una vez nos llevó a un beso y a un número de caricias incontables. La salude y en su rostro se dibujó una mueca de alegría coqueta de chica buena que hace cosas malas y eso me gustó. Hablamos de mucho, aunque yo solo me pase más de 2 horas mirándole el escote pronunciado que tenía, creo que no solo fue Lima a estudiar, su cuerpo había sufrido un cambio radical, me preguntaba si había pasado un par de veces por el quirófano o que el gimnasio y la buena vida hacen milagros quemando grasas. Al momento de despedirnos con intenciones de volver a vernos me dijo: salimos mañana? O le digo a todo el mundo que tienes una mascota en Pet Society. Con esa amenaza graciosa (que no deja de ser cierta) quedamos en vernos al día siguiente en su depa de alquiler. Sabía que sería un juego peligroso, pero tenía ganas de besarla de arriba abajo y besarla arriba y abajo (que no es lo mismo)
Cuando llegué al departamento que se había alquilado, con dos botellas de vino y una cajetilla de cigarros, tuve la impresión de estar haciendo todo mal. Yo no quería acostarme con ella, no quería que pase nada esa noche, pero estar a solas tomando vino, hacía que mi subconsciente despertara pasiones dormidas. Ana Sofía es una chica linda, me gusta la forma en que fuma, me gusta como habla con ese acento limeño, me gusta su ropa de hippie moderna, me gusta su perfume, me gusta su nuevo cuerpo, que gusta que su cabello huela a manzanilla, me gusta que hable lisuras, me gusta que me mire de esa forma tan erótica, ella era la mujer con la que no había soñado (y mi madre tampoco). Copa tras copa y conversaciones desquiciadas ella se incorporó de la alfombra, fue a su habitación y trajo una guitarra.
Me regalaron esta guitarra en mi cumpleaños - me dijo
Se tocar guitarra. ¿te toco una canción?- dije
Mejor tócame una teta y méteme a la cama – me dijo
Hubo un silencio, le mire esos ojitos de querer hacer cosas malas conmigo y me mandó una sonrisa sínica y me dijo: pero hoy no, ni mañana. Luego de eso, soltamos la risa como dos payasos. Aquella noche no hubo besos, ni caricias, ni nada. Me fui de su departamento con la convicción de volver a verla y estoy seguro que ella se quedó con el pensamiento de: el no podrá ser el hombre de mi vida, pero mientras tanto, creeré que lo es.